jueves, 9 de junio de 2011

La presión social por sobre todo

    Durante la primera mitad del siglo XX, el rol de la mujer tuvo un papel secundario.
Por lo tanto, la mujer no estaba valorada como correspondía, la subestimaban y en la mayoría de los casos era utilizada sólo para los quehaceres domésticos y para tener hijos.
A medida que el tiempo pasa, se va valorando cada vez más a la mujer y entonces, esta comienza a ocupar roles más importante en la sociedad, realizando trabajos, por ejemplo.

    Una de las obras de García Lorca, Yerma, muestra detenidamente el rol secundario de la mujer.
     Sin embargo, esta obra no representa el model clásico de mujer sino que muestra la vida de una mujer infértil llamada Yerma que, aunque desea ser el modelo de mujer que los demás esperan, la lucha de no poder tener hijos, la lleva a transgredir el modelo clásico de mujer rural de la España de la primera mitad del siglo xx.

    En la obra, el personaje principal es Yerma cuyo esposo es llamado Juan.
Yerma, como no tiene hijos a quienes cuidar, comienza a salir de la casa y a hablar con un vecino llamado Víctor, con el cual había una cierta atracción pero no más. Esto molesta a Juan ya que cree que ella sale para buscar hombres y la honra para él es algo muy importante. Él pensaba todo el tiempo en el que dirán, quiere que los demás no sepan ni vean a su esposa, ya que las mujeres debían permacener siempre en sus casas.

     JUAN: “Debías estar en casa.
     Yerma: Me entretuve
     JUAN: No comprendo en que te has entretenido
    Yerma: Oí cantar los pájaros
    JUAN: Esta bien, así darás que hablar a las gentes”

    Juan, para evitar que Yerma salga, hace que las hermanas de él la cuiden. Ellas secan a Yerma, le “vacían” el cántaro y le reducen las esperanzas, ya que son su opuesto: mujeres resignadas a la soledad, al silencio y a la muerte. Están presentes todo el tiempo, son una especie de “centinelas”.

    Por otra parte, está la Vieja que es un personaje con largas experiencias. Ella sabe todos los antecedentes de Juan y también de Yerma. Es sabia y es la que trata de que Yerma no siga e honor. En este sentido, su función en la obra es mostrarnos la honra intacta de Yerma, quien respetará a su marido a pesar de que podría haber accedido a tener hijos con otros.
También, en la obra, hay otro personaje, María. Cuya función es la de enfatizar la carencia de hijos en Yerma, pues ella con cinco meses de casada ya está esperando un hijo mientras que Yerma que lleva veinticuatro meses sin novedad aún.
Ya el nombre, María, tiene un significado, relacionado con que María era la madre de Jesucristo. Por lo tanto, representa Fertilidad y vida.
    María es joven y está embarazada y logra entretenerse con eso. Esto le produce dolor a Yerma ya que constantemente le muestra su carencia.

   En toda la obra, se habla tanto del agua como símbolo de la fertilidad cuando corre libremente y como símbolo de muerte e infertilidad cuando está estancada. Lo mismo sucede con el símbolo de la sangre como dadora de vida cuando se reproduce o como veneno cuando queda encerrada en el cuerpo.
   Un ejemplo claro del agua como símbolo de fertilidad es cuando Yerma dice:

          “A fuerza de caer la lluvia sobre las piedras éstas se ablandan y hacen  crecer   jaramagos”


   Y un ejemplo de la sangre tanto como dadora de vida como veneno es también cuando Yerma dice:

       “Cada mujer tiene sangre para cuatro o cinco hijos, y cuando no los tiene  se les vuelve veneno, como me va a pasar a mí”


    También en el texto se nombran símbolos que representan la fertilidad, como la tierra, la primavera, las hojas y los animales que procrean, y la infertilidad, representada con piedras, muros, rocas y todo lo mineral.

    En toda la obra, la incomunicación de la pareja se nota por medio de diálogos imperativos. No hay conversación ni afecto, sino una oposición y órdenes. Juan no le dice explícitamente que no quiere tener hijos hasta el final pero, sin embargo, cree que Yerma sale a buscar hombres, como ya se ha mencionado.
   A medida que avanza la obra, la incomunicación es cada vez mayor.
   Finalmente, esto desencadena la violencia en Yerma por su impotencia, que termina matando a Juan y en ese mismo acto, imposibilitando su maternidad.

    En conclusión, Yerma era una mujer, casada, por su padre. Deseaba tener hijos, pero por pertenecer a un modelo de mujer que respetaba las leyes de la sociedad, soporto el no poder lograrlo hasta que es tanto su dolor que decide matar a su esposo y en él a sus futuros hijos.